Los autores del estudio han analizado cómo afecta la radiación ultravioleta a las tasas de descomposición de la hojarasca de las plantas y cuál es el papel de éstas en la entrada de carbono al medio.
"El efecto de la radiación ultravioleta podría constituir una pérdida muy importante de carbono para el suelo", ha apuntado la investigadora María Almagro, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura María Almagro, por lo que "sería recomendable incorporar los rastrojos con un laboreo reducido", particularmente en zonas de clima continental.
El estudio también refleja que el efecto de la radiación ultravioleta sobre la fertilidad de los suelos varía según la zona climática, es decir, las áreas con influencia marítima o las zonas continentales.
Los investigadores han analizado dos plantas típicas de estos ecosistemas, la retama amarilla, que contiene mucho nitrógeno, y el esparto, que apenas posee este componente, en dos hábitats semiáridos de la península ibérica.
Así, han comprobado que en áreas continentales con inviernos más fríos y veranos más secos -más desfavorables para los microorganismos- se acelera la descomposición de la hojarasca, mientras que en áreas con influencia del mar, con veranos más húmedos e inviernos más templados, se ralentiza su presencia.
Hasta ahora, se sabía que la radiación ultravioleta aceleraba la degradación de restos vegetales en condiciones de aridez, pero el estudio arroja nuevos datos sobre cómo afecta esa radiación en función de las condiciones climáticas locales.