Tras reunirse en Roma con el director de esa agencia, José Graziano da Silva, García-Margallo dijo en declaraciones a la prensa que se ha puesto "a disposición de la FAO para trabajar en todos los temas que se refieran al desarrollo agrícola" en Colombia.
Entre esas cuestiones, apuntó, están la del desarrollo sostenible y un programa que complete el de la titulación de las tierras "para que los agricultores encuentren inmediatamente una forma alternativa de vida".
El pasado martes la FAO anunció que el Gobierno colombiano y las FARC le habían solicitado que acompañe la implementación del primer punto del pacto al que han llegado para poner fin a medio siglo de conflicto y que propone una reforma rural integral para desarrollar el campo y reducir la pobreza.
El acuerdo de paz se firmará el próximo 26 de septiembre en Cartagena de Indias y será sometido a un plebiscito el 2 de octubre. García-Margallo también se mostró dispuesto a aumentar la participación española en la misión especial del Consejo de Seguridad de la ONU que verificará el cumplimiento del acuerdo entre el Gobierno colombiano y las FARC, si bien no precisó nuevas cifras. Reiteró que España "ha estado muy implicada desde el principio en la solución de ese conflicto" y que ha impulsado con la Unión Europea (UE) un fondo fiduciario para el posconflicto en Colombia.
El ministro analizó con Da Silva el papel de España en América y en África, particularmente en la zona del Sahel, a través de programas de cooperación como el de "Hambre Cero", destinado a acabar con la inseguridad alimentaria.
Respecto al continente africano, García-Margallo le expuso los programas de la cooperación española Apia (plan de apoyo de políticas públicas inclusivas en el África subsahariana) y Masar (de acompañamiento al proceso de gobernanza democrática en el mundo árabe).
"Sin Estados viables e instituciones fuertes es imposible que el resto funcione", declaró el titular de Exteriores.
García-Margallo hizo hincapié en el documento firmado el año pasado en Malta que crea un fondo fiduciario de la Unión Europea para África con el objetivo de colaborar con estos países y evitar la inmigración ilegal.
Consideró "capital un plan de desarrollo que acabe con la pobreza, que es la raíz profunda de las migraciones económicas".
La Unión Europea debería aportar a ese plan 1.800 millones de euros y los países miembros otros 1.700 millones, si bien el ministro instó a "acelerar la puesta a disposición de fondos porque de esos últimos sólo se han puesto 80 millones", aportando España los tres millones a los que se comprometió inicialmente.
