"Falta trabajo por hacer para llegar a una definición científica en todos los aspectos", afirmó Tokgoz tras participar en un acto paralelo a la Conferencia para Europa de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que se celebra en Turquía.
Según la FAO, las pérdidas se refieren a la disminución de alimentos comestibles en las etapas de producción, cosecha y procesamiento de su cadena de suministro, mientras que los desperdicios ocurren al final del proceso, principalmente en su venta y consumo.
Sin embargo, según un reciente informe del IFPRI, persisten muchas diferencias sobre la forma de emplear esa terminología, lo que dificulta el análisis de la cuestión.
De este modo, las definiciones más comunes no incluyen pérdidas anteriores a la cosecha como las originadas por las pestes, ni los cultivos que no se recogen cuando su precio baja rápidamente, puesto no son rentables.
Tampoco se toman en cuenta los cultivos que no producen alimentos por la falta de bienes agrícolas o tecnología, como explica ese centro de investigación con sede en Washington.
Además, sostiene que los datos agregados de países y grandes empresas a lo largo de toda la cadena pueden ser efectivos, pero no proporcionan datos de calidad y representativos en casos de países de ingresos medios y bajos, o en determinadas etapas del proceso.
Por el contrario, un análisis al detalle aporta información más específica, pero es más costoso y difícil de comparar, apunta el IFPRI, que añade que las estimaciones sobre pérdidas y desperdicios varían del 27 % al 32 % de los alimentos producidos a nivel global.
La agenda de desarrollo de la ONU para 2030 incluye la necesidad de reducir a la mitad los desperdicios de alimentos per cápita a nivel mundial, así como disminuir las pérdidas durante la producción y la cadena de suministro, incluidas aquellas posteriores a la cosecha.
Se calcula que 1.300 millones de toneladas de alimentos se pierden o se desperdician al año en el mundo, lo que supone un tercio de la producción total para el consumo humano.
A instancias de los países del G20, la FAO y el IFPRI presentaron el año pasado una plataforma en internet para mejorar la cooperación en la medición y reducción de las pérdidas y los desperdicios de alimentos, contribuyendo así a la seguridad alimentaria.