Así lo explica, en una entrevista con Efeagro, José Manuel Fernández, gerente de la compañía que, con sede central en Puebla de Vícar, opera en toda la provincia de Almería, incluido el Campo de Níjar y El Ejido.
También advierte de la implantación de invernaderos en Holanda, Bélgica, países escandinavos y Reino Unido, en los que ya obtienen tomates y otros hortícolas, lo que resta demanda a España.
"De no clarificarse la situación, el tomate tiene un futuro muy incierto", reconoce el gerente de la firma -una de las principales cooperativas españolas-, reconocida además como Organización de Productores de Frutas y Hortalizas (OPFH), lo que le permite gestionar uno de los mayores "programas operativos" en España.
En este sentido, considera que los apoyos comunitarios para compensar a los productores por el veto ruso y los programas de retirada que recogen los fondos operativos de la UE no son suficientes para recuperar la rentabilidad de los agricultores.
La capacidad de recepción de estas hortalizas por parte de los bancos de alimentos, que las distribuyen a su vez entre los más necesitados, es muy limitada, al tratarse de artículos "perecederos" -apostilla-, mientras que las ayudas que se destinan para destruir excedentes no cubren -añade- ni tan siquiera los costes de transporte hacia los centros autorizados para la "biodegradación".
"La UE tiene que modificar los mecanismos de gestión de crisis actuales, si quiere que realmente sean eficaces", sostiene el gerente, por lo que insta a Bruselas a instaurar también nuevas ayudas destinadas a la transformación de hortalizas para que los centros benéficos puedan distribuir durante todo el año.
A pesar de todos los problemas actuales, las grandes cooperativas hacen grandes esfuerzos de adaptación y, en el caso de Vicasol, "estamos muy bien situados en los mercados" europeos.
"Nosotros vivimos del mercado y tenemos claro que la rentabilidad viene de éste. Tenemos que responder a sus demandas y no paramos de innovar con nuevos productos, formas, colores, tamaños y sabores".
También producen y comercializan algunos "transformados", que generan mayor valor añadido como gazpachos, salmorejos y conservas vegetales -pimientos asados, tomates triturados o "fritadas"-, aunque este segmento es aún minoritario frente a los frescos.
En líneas generales, el directivo comenta que la campaña hortícola actual "está siendo atípica" debido a la climatología, que ha provocado que se "agolpen" las producciones.
Esta cooperativa de primer grado -que agrupa a 820 agricultores socios de Almería y 1.600 hectáreas de invernaderos- tiene previsto cosechar 230 millones de kilos de hortalizas esta campaña.
Según agrega, el 80 por ciento de la producción de Vicasol se exporta a Alemania, Francia, países escandinavos y bálticos, Reino Unido, Polonia, República Checa, Italia, Bélgica u Holanda, entre otros, aunque también envía algunas partidas a Canadá y EEUU.
El 50 por ciento de su portafolio son tomates, hasta diez variedades, pero también venden pimientos, pepinos, berenjena, melón o calabacín.
Prevén una facturación de 200 millones de euros este año, frente a los casi 190 del ejercicio anterior, como consecuencia del aumento de producción de los socios -éstos han incrementado un 12 % la superficie de cultivo-, pese a que los precios de venta son menores.
En términos de rentabilidad para los socios, "creo que, al final, esta campaña que terminará en agosto será mala", porque no queda mucho tiempo -puntualiza- para que se recuperen las cotizaciones.
La cooperativa genera 1.700 trabajadores por campaña, lo que le valió en 2015 el Premio "Economía" del Colegio de Economistas de Almería, un galardón que recibió de manos de la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina.