Según ha informado el CSIC en un comunicado, frente a unas condiciones climáticas cada vez más extremas deben diseñarse nuevas estrategias que mantengan el rendimiento de los cultivos de frutas, y por tanto para un agricultor es importante seleccionar aquellas variedades con una mejor aptitud a condiciones adversas.
En este sentido, el proyecto "TomGEM" pretende diseñar nuevas estrategias para mantener el alto rendimiento en los cultivos de frutas y verduras producidos en condiciones de temperatura extremas, y para ello empleará el tomate como fruto de referencia.
Este proyecto, financiado por la Unión Europa con 5,6 millones de euros en cuatro años, tendrá en cuenta todos los procesos de desarrollo que contribuyen a producir e implementar enfoques multidisciplinares para investigar el impacto de las altas temperaturas en estos cultivos.
El coordinador de estudio "TomGEM", Mondher Bouzayen, ha asegurado que la producción de los cultivos de fruta "viene determinada por la interacción de factores genéticos ya ambientales" además de prácticas de gestión hortícolas.
"Una mejor comprensión de estos factores nos debería permitir desarrollar estrategias para el manejo de las interacciones", ha proseguido Bouzayen, quien ha añadido que ello ofrecerá "soluciones para afrontar el reto de incrementar la calidad y la productividad de los cultivos ante el calentamiento global".
El investigador del CSIC, Antonio Granell ha señalado también que el grupo de investigación del IBMCP "planea analizar una gran colección de germoplasma" procedente de regiones cálidas para identificar "nuevas fuentes de tolerancia a las altas temperaturas".
Para ello se utilizarán técnicas de genómica y genética con las que esperan identificar lo genes implicados en este proceso y utilizarlos para aumentar la tolerancia al calor del tomate.
Entre las ventajas de trabajar con el tomate se encuentran la disponibilidad de grandes recursos genéticos de sus variedades, tanto silvestres como empleadas para el consumo, que están adaptadas para crecer en condiciones de sequía y temperaturas extremas, y el amplio conocimiento sobre la genética y la respuesta al estrés del tomate.
El consorcio de investigación del proyecto "TomGEM" está formado por 18 instituciones asociadas de Europa, Argentina y Taiwán.





















