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La huerta española estudia cómo salir de los bajos precios

Los horticultores españoles aún no se han recuperado de la pesadilla de campaña de los últimos meses; todo se ha puesto en su contra como si de una tormenta perfecta se tratara: más competencia exterior, producciones solapadas y abundantes por la climatología, menos consumo y precios muy bajos.

A esto hay que sumar la ineficacia de las medidas europeas de gestión de crisis para el sector de hortalizas, uno de los puntos que se tratará el próximo lunes, 14 de marzo, en el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea (UE) a propuesta de la ministra del ramo en funciones, Isabel García Tejerina.

El pasado 4 de febrero los productores de Almería, la costa de Granada y Murcia hacían un paro agrícola convocados por las organizaciones Asaja y COAG para protestar por la "crisis agudizada de precios" en un momento que calificaban de "nefasto"; desde UPA aseguraban que el sector había entrado en "estado de emergencia".

En Murcia, el director de Gregal y miembro del Consejo Rector de las cooperativas de la región (Fecoam), Antonio Serrano, subía el 16 de febrero a youtube un vídeo en el que explicaba que llevaban "dos meses sin cubrir gastos", mientras que al fondo un tractor machacaba unas vistosas lechugas iceberg pasando por encima de ellas.

Sólo esta semana (del 15 al 21 de febrero), añadía Serrano, el sector piensa destruir "entre 2.000 y 3.000 toneladas", y sin acogerse a las compensaciones fijadas por la Comisión Europea.

Entre las producciones afectadas por esta "tormenta perfecta" se encuentra no sólo la de lechuga, sino las de limón, pepino, apio, brócoli, uva de mesa, coliflor, escarola, acelga, espinaca y tomate, esta última sobre todo perjudicada por el aumento de las importaciones marroquíes a la UE.

Desde Fecoam explican que "es tal la envergadura de la gestión administrativa para pedir esas mínimas ayudas que compensa más destruir en el campo y no ligar esta práctica a ellas"; los trámites burocráticos, dicen desde Asaja, se convierten en "costes tangibles y no sólo de tiempo" para conseguir unos "precios irrisorios".

La retirada es una de los mecanismos previstos para la prevención y gestión de una crisis en el sector establecidas en la Organización Común de Mercado (OCM) Única de productos agrarios, al igual que otras acciones como la cosecha en verde: dejar de efectuar la cosecha, también denominado en el sector "abonado verde".

En la UE, también hay otras retiradas de productos excepcionales y temporales derivadas del veto ruso a varios productos frescos comunitarios desde agosto de 2014.

García Tejerina justificaba antes de entrar al Consejo de Ministros de febrero la necesidad de revisar los precios de retirada porque estos "apenas están siendo utilizados en España", pese a que "las hortalizas se están vendiendo a unos precios bajos" y "en algunas ocasiones no están cubriendo los costes".

"Eso significa que no funcionan, que no son un incentivo suficiente para regular los mercados, que es el fin para el cual están establecidos", aseguraba la ministra.

El ministro danés Martijn van Dam, que preside ahora el Consejo de Agricultura, pidió en la última reunión propuestas a los países miembros para atajar la situación crítica que atraviesan no sólo el sector hortícola, sino también el lácteo y el del porcino.

Aunque la subida de los precios de retirada es una demanda histórica y razonable de los países de producción hortícola como España, Francia e Italia, el escepticismo sobre conseguirlo es palpable en el sector, ya que supondría subir el gasto comunitario.

Desde la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (Fepex) confirman que "existe una creciente preocupación por la ineficacia de las medidas de gestión de crisis" y creen que "si no se plantea en Bruselas, no se conseguirá nunca nada".

Entre las medidas a corto plazo sobre las que se debatirá el próximo lunes, están además del aumento de los precios de retirada, el mantenimiento de las ayudas excepcionales introducidas en 2015 con igual apoyo a los productores que sean o no miembros de una organización de productores (OP).

A largo plazo, las propuestas pasan por la adopción de medidas de salvaguardia para proteger el mercado comunitario de tomates de Marruecos, ampliar el alcance de los destinos de las retiradas y continuar con la cosecha en verde y la no recolección.

Esta no es la primera crisis que padece el sector y ya algunas voces apuntan la necesidad de una reestructuración del mayor huerto de Europa.

España, además de con Marruecos, compite directamente en costes con la oferta turca tras el veto ruso, a lo que hay que sumar otro tipo de competencia, la de la creciente producción de hortalizas de Países Bajos, Bélgica y Francia, de gran base tecnológica y de economía de mercado.