El concurso, orientado a la gestión de recursos naturales, productivos y tecnológicos de forma sostenible que permitan soportar los cambios en el comportamiento de las variables climáticas que afectan estructuralmente al sector agrario, agroalimentario y forestal del país, escogió este proyecto de los arándanos que propone el desarrollo de un probiótico a base de Lactobacillus spp. aislados de insectos polinizadores y entorno silvestre.
Dicha implementación favorecerá la industria del arándano, incrementando la tasa de polinización, previniendo enfermedades en plantaciones y frutos, asegurando una mayor calidad y estabilidad post-cosecha de este berry, informa USS/DICYT.
Los proyectos seleccionados están orientados “para que puedan desarrollar y validar nuevas alternativas productivas que se adapten a los cambios observados en las variables climáticas y su comportamiento en el tiempo, o que generen soluciones orientadas a resolver problemáticas relacionadas con la alteración de rendimientos, de calidad y rentabilidad de los sistemas de producción por efecto de la variabilidad climática”, explica Castro.
Ante esto, los investigadores de la USS se dieron cuenta que la contaminación fúngica de frutas afecta el cultivo, cosecha, manejo, transporte y almacenamiento posterior de los productos; y si bien esta práctica es eficiente en controlar plagas, contaminaciones y enfermedades, conllevan efectos nocivos sobre el producto, el mercado, el recurso humano y el medio ambiente. Particularmente, el ecosistema es alterado afectando aquellas especies de insectos que proveen el servicio de polinización en la agricultura.
El plazo de ejecución de las iniciativas es de hasta 48 meses y Erica Castro explica que este proyecto está pensado a tres años, ya que requiere de todo un ciclo de producción, “porque aunque el producto se desarrolla en 12 meses hay que esperar la polinización, probarlo, ver la preparación de los frutos e incluso su almacenamiento y refrigeración”.