La directora general de Salud Pública, Ana Mª García, explicó que "el programa tiene como objetivo reducir la exposición de la población a los peligros biológicos (bacterias, virus, parásitos) y químicos (metales, plaguicidas, contaminantes ambientales y aditivos) que pueden estar presentes en los alimentos".
Este control abarca las etapas de la cadena alimentaria posteriores a la producción primaria (campo, granja): fabricación y elaboración, la fase de almacenamiento y la de venta al consumidor.
Para 2016 se han programado el control de alrededor de 7.700 muestras de los alimentos de mayor consumo como productos cárnicos, pescados, cereales, lácteos, comidas preparadas, frutas y verduras.
El control microbiológico se realiza para comprobar que los alimentos no contienen microorganismos perjudiciales para la salud. Las bacterias patógenas que provocan mayor número de casos de toxiinfecciones alimentarias (gastroenteritis) son: Campylobacter, Salmonella, E. Coli y Listeria monocytógenes.
Se analizarán unas 2.800 muestras de alimentos, preferentemente productos cárnicos, comidas preparadas o productos de la pesca, para comprobar que cumplen los criterios de calidad sanitaria.
Durante 2016 se dará una prioridad máxima al control del Campylobacter en la carne de pollo, ya que la Campilobacteriosis es la gastroenteritis alimentaria que tiene una mayor incidencia en la Comunitat Valenciana, con una tasa de 68,02 casos por cien mil habitantes (3.496 casos en 2014).
Además, durante 2016 se han programado cerca de 2.200 controles en muestras tomadas fundamentalmente en mataderos, o industrias de productos de origen animal (lácteos, mieles, huevos, etc).
Se trata de evitar el uso y la presencia en estos alimentos de sustancias prohibidas como las hormonas y otras sustancias con fines fraudulentos y que presentan un riesgo para la salud.
La presencia de sustancias prohibidas en los productos elaborados o comercializados en la Comunitat Valenciana no representa actualmente un motivo de preocupación, han resaltado las fuentes.
Ana Mª García explicó que la exposición de los valencianos a los plaguicidas a través de los alimentos es baja (no supera el 2% del nivel del seguridad), y que el número de muestras analizadas que superan el límite máximo para algún plaguicidas es reducido.
Por lo que respecta a los aditivos, para 2016 se han programado controles en más de 650 muestras de diferentes alimentos como productos cárnicos, productos de la pesca, lácteos, bebidas refrescantes, caramelos, etc.
Por otro lado, cerca del 5% de las muestras programadas (363) son para el control de metales, fundamentalmente Mercurio (Hg), Cadmio (Cd), Arsénico (As) y Plomo (Pb).
Según los datos disponibles, el control de la exposición a estos contaminantes sería el más relevante en la población valenciana. Se estima que alrededor de un 10% de la población, especialmente niños, está expuesta a niveles de metilmercurio (la forma tóxica del mercurio) superiores a los límites de seguridad, básicamente por ingesta de pescados como el pez espada o el atún.