Hortyfruta asegura que a pesar de este uso "masivo" en cultivos de tomate y pimiento, mayoritariamente los agricultores del Levante, Poniente almeriense así como de la costa granadina "consideran que el uso del control biológico seguirá creciendo".
Por otro lado, en el caso de la berenjena, un 80 por ciento de agricultores usan el control biológico de forma continuada, el 57 por ciento en sandía, el 50 por ciento en pepino, mientras el melón y el calabacín son los productos en los que un mayor número de agricultores no utiliza el control biológico, con un 53 y 67 por ciento, respectivamente.
Asimismo, el estudio apunta que en invierno, con temperaturas bajas y cuando hay que combatir enfermedades de hongos, "no siempre es fácil mantener la fauna auxiliar trabajando".
Además, la aparición del virus ‘de Nueva Delhi’, especialmente en calabacín, "ha afectado a muchas fincas y muchos agricultores optan por otras soluciones".
Otro punto destacable es la importancia que han cobrado algunas plagas nuevas, contra las que todavía no hay buenas soluciones en control biológico, como el Creontiades en pimiento o Tuta absoluta en tomate.
El presidente de Hortyfruta, Francisco Góngora, señala que para la Interprofesional "lo más relevante de este estudio es que por primera vez en nuestra agricultura se conoce la opinión de los agricultores respecto a una temática que ha marcado un antes y un después en el modelo de producción intensivo andaluz".
Un modelo que, según él, "ha convertido a Almería y Granada en un ejemplo a seguir a nivel internacional con su ‘Revolución Verde’. El control biológico ha sido una pieza clave para el futuro del sector y las conclusiones de este estudio nos servirán de guía para futuras investigaciones en la lucha biológica".