Las cuatro comunidades autónomas con más superficie regada son
Andalucía (1.064.771 hectáreas, el 29,28 % del total nacional),
Castilla-La Mancha (509.891 hectáreas y un 14,02 %), Castilla y León
(449.145 ha y un 12,35 %) y Aragón (395.211 ha y un 10,87 %).
A continuación, se sitúan Comunidad Valenciana, Extremadura,
Cataluña y Región de Murcia, que representan el 27,07 % del total de
los regadíos españoles.
Los principales tipos de regadío son el localizado (1.792.911 ha,
el 49,3 %) y por gravedad (978.125 ha, el 26,9 %); ambos significan
cerca del 77 % de la superficie regada; a continuación se sitúan el
sistema de aspersión (558.834, el 15,37 %) y automotriz (306.272, el
8,42 %).
Otras Comunidades donde este sistema es también importante son
Extremadura (10,22 %) y Comunidad Valenciana (9,29 %).
El riego por aspersión se concentra mucho más que el de gravedad
-Castilla y León (27,01 %), Aragón (20,07 %), Castilla-La Mancha
(18,12 %) y Andalucía (13,05 %)- que, en su conjunto, son más del 78
% de la superficie regada por aspersión en toda España.
En el resto de autonomías, la aspersión no supera en ninguna el 5
% de la superficie total regada.
El riego automotriz se distribuye fundamentalmente entre Castilla
y León (45,77 %) y Castilla-La Mancha (26,21 %).
Salvo en Aragón, donde este sistema representa el 11,17 % del
total nacional, en el resto de las comunidades autónomas no supone
más del 6 % de la superficie regada.
El riego localizado, más característico de los cultivos leñosos
se encuentra fundamentalmente en Andalucía (44,04 %); a gran
distancia, figuran Castilla-La Mancha (16,65 %), Comunidad
Valenciana (10,87 %) y Región de Murcia (8,51 %).
Estos resultados, según la Encuesta, reflejan la diversidad de la
agricultura española, que abarca desde las regiones del norte donde
la abundante pluviometría hace innecesario en muchos casos el riego,
hasta las diferencias existentes entre los sistemas de riego típicos
de las agriculturas mediterránea y continental.





















