Representantes institucionales e ingenieros de las tres naciones han concluido en Madrid un curso de formación de un mes sobre la gestión del agua en la agricultura familiar, para intercambiar experiencias sobre políticas y tecnologías hídricas.
El curso se ha celebrado en el Centro Nacional de Tecnología de Regadíos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), con la colaboración del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
El programa también ha incluido encuentros con investigadores, productores y comunidades de regantes de Lleida, Huesca, Zaragoza, Cuenca y Madrid.
"Valoramos el énfasis (en España) a la investigación y la buena inversión en nuevas tecnologías de riego", ha subrayado el ingeniero agrícola del gobierno regional de Arequipa (Perú) Jaime Huamanchumo.
"Otras fortalezas son el nivel organizativo de las comunidades de regantes y el cooperativismo", según Huamanchumo.
Por su parte, el ingeniero agrícola nicaragüense David López ha destacado la importancia de reforzar las "capacidades técnicas" y ampliar información sobre tecnologías, como la detección por drones.
Para López, el desafío es "impulsar políticas" hídricas que garanticen la seguridad alimentaria sin poner en riesgo los mantos acuíferos.
El ingeniero costarricense Edgar Mairena, del Servicio Nacional de Aguas Subterráneas de Riego (Senara), ha considerado que en España las nuevas tecnologías de riego "han llegado al productor", lo que a veces es difícil de conseguir.
Tanto Mairena como los expertos de Perú y de Nicaragua han coincidido en la importancia de buscar nuevas estrategias en el abastecimiento de agua ante el desafío del cambio climático.
La situación hídrica y las dificultades en la utilización del agua varían en cada país latinoamericano.
En Perú, según Huamanchumo, la eficiencia del riego total es del 35 por ciento, pero la situación varía según la región, pues mientras en unas zonas hay "buena disponibilidad hídrica", en otras la carencia de infraestructuras puede provocar que una gran parte del agua se pierda y vaya al mar.
López ha explicado que, en Nicaragua, pese a que el 10 por ciento del territorio está cubierto por agua, con sus grandes lagos, los problemas también difieren y se localizan en el "corredor seco" donde los cultivos han sufrido el déficit hídrico.
En Costa Rica, Mairena ha mencionado políticas nacionales para aumentar la eficiencia, entre las que se incluyen pagos a agricultores o dueños de fincas, a cambio de mantener bosques y "recursos hídricos".