La situación puede agravarse para aquellos productores que no cuenten con cubiertas plásticas sobre sus huertos que impidan el contacto directo del agua con la superficie del fruto, pudiendo presentarse problemas al final de la campaña”.
Es la conclusión del informe preparado por profesionales de INIA, por encargo de la Secretaría Regional Ministerial de Agricultura, sobre la situación que afecta la producción de cerezos en la Octava Región, publica el diario chileno La Discusión.
La información fue dada a conocer por el titular regional de Agricultura, Rodrigo García, tras realizar una inspección junto con especialistas de INIA, realizada en los sectores de Queime y La Gloria en Quillón, una zona de alta producción cerecera a cargo de pequeños agricultores apoyados por Indap.
García dijo que en el estudio se consideraron las mayores superficies de cultivo en la región, es decir la Provincia de Ñuble que concentra 1.075 hectáreas y la Provincia de Bío Bío con 208 hectáreas, donde se constató un daño variable, pero en unos sectores de un 60 por ciento.
Causas
Cristian Balbontín, experto en berries del INIA Quilamapu, explicó las causas que provocaron los graves daños en las plantaciones de cerezo. “Una alta carga hidráulica producto de las precipitaciones, que dañaron las flores y redujeron la actividad de insectos polinizadores. En segundo lugar, las bajas temperaturas que unidas a las precipitaciones en la floración y durante los estados pequeños de desarrollo del fruto dañaron cerca del 60 por ciento de la producción”.
El informe da cuenta que el daño más significativo fue el producido por las heladas, ya que resulta irreversible. En lo que respecta a las precipitaciones, existen métodos para mitigar los daños, que es la aplicación de fungicidas, práctica que los pequeños productores usan poco, a pesar de las recomendaciones técnicas que son ampliamente conocidas.