Esta prohibición, han informado las mismas fuentes, ya se aplicaba a las producciones citrícolas cultivadas en la Unión Europea.
Este cambio de postura responde a la reclamación formulada el pasado mes de diciembre por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) cuando denunció que este hecho resultaba "una paradoja sin sentido y un agravio comparativo".
El nuevo reglamento comunitario 2015/1910, recién aprobado, equipara el límite máximo de residuos (LMR) del acetato de guazatina en todos los cítricos comercializados en el mercado europeo, independientemente del país de origen y lo sitúa en 0,05 miligramos por kilo, es decir, una cantidad indetectable y que equivale a decretar, de facto, la prohibición de la sustancia.
Terceros países como Sudáfrica, Marruecos, Egipto, Turquía, Brasil o Argentina que exportan cítricos a Europa pierden así la ventaja competitiva que suponía el uso de esta materia activa a la hora de realizar tratamientos más eficaces contra hongos, han señalado las mismas fuentes.
Esta igualdad de condiciones no se producía antes "debido a maniobras políticas en el seno del Comité Fitosanitario Permanente de la Dirección General de Sanidad y Consumo (DG Sanco), las cuales permitieron imponer una prórroga para mantener a Sudáfrica -y por extensión al resto de países terceros- un límite máximo de residuos de guazatina de 5 miligramos por kilo".
"Incluso, se llegó a cuestionar por primera vez en esta institución la validez de un estudio de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que desaconsejaba el uso del acetato de guazatina al entender que la información disponible no permitía establecer que los residuos fijados en esos niveles tan altos de 5 miligramos fuesen seguros para los consumidores europeos", según AVA.
"Lo que estaba ocurriendo con la guazatina -ha declarado el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado- era un verdadero despropósito y por fin la Unión Europea se ha dado cuenta y ha decidió rectificar, de lo cual nos congratulamos".
"La posición mantenida durante todo este tiempo implicaba una forma descarada de competencia desleal a costa de los citricultores europeos y de la salud de los consumidores. Esta doble vara de medir es una muestra más de la falta de reciprocidad de la que adolecen las políticas de la UE en materia de fitosanitarios y comercio exterior", ha añadido.