Durante el primer encuentro estatal de redes de huertos comunitarios, el director del Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid, Juan Carlos Marín, ha explicado que los huertos crean espacios sociales, fomentando así la comunicación horizontal y participativa, y ayudan a contrarrestar la actual "crisis ambiental, en la que se fomenta la individualización".
Marín ha indicado que la mayor parte de la ciudadanía vive "entre ladrillos" por lo que los huertos en la ciudades devuelven el contacto con la naturaleza.
El auge de estos espacios verdes se debe al deseo ciudadano de cambiar "hacia otro modelo socioeconómico y ambiental".
Entre los representantes de las distintas organizaciones de huertos comunitarios, el investigador y hortelano de la huerta en Torrejón de Ardoz (Madrid), Gregorio Ballesteros, que ha indicado que la popularidad de los huertos urbanos se debe "al incremento de la conciencia ambiental de la sociedad".
Desde el año 2000 hasta el primer trimestre de 2015, las zonas de huertos en España han aumentado de nueve hasta 508, especialmente en Andalucía y en la Comunidad Valenciana, debido a su extensión geográfica y condiciones climáticas.
Entre los beneficios, ha añadido Ballesteros, se encuentra el reciclaje a través del compostaje y el ahorro de agua gracias al sistema de riego de bajo consumo.
En este sentido, la autora del libro sobre agricultura urbana "Raíces en el asfalto", Nerea Morán, ha destacado las ventajas educativas y cooperativas de estos emplazamientos verdes, pero que éstos tienen un carácter "simbólico" puesto que no deben sustituir a la agricultura tradicional ni "solventar problemas de alimentación".
Los expertos han coincido que los huertos urbanos "están de moda" y combaten distintos tipos de crisis, tanto ecológica como energética.
Además han animado a transformar los estilos de vida y los modelos sociales mediante un cambio en la relación con los entornos urbanos.
En esta iniciativa, impulsada por la Universidad Complutense de Madrid, el centro de creación contemporáneo Matadero Madrid y el centro social y cultural La Casa Encendida, participan 150 personas a través de talleres, "olimpiadas agroecológicas" y actuaciones al aire libre para promover la "acción colaborativa".
