Según informa el diario Clarín, el 60 por ciento de la fruta que consume Argentina es importada, por lo que existe “la necesidad de formar una asociación y contar con un protocolo de calidad que permitiera obtener y certificar un producto de alta calidad y diferenciado en el mercado”, aseguró Alejandra Yommi, del INTA Balcarce, Buenos Aires.
Con la ayuda del INTA, en los últimos años los productores de kiwi han logrado alargar el período de almacenamiento (hasta unos 6 meses y así competir con el kiwi italiano en contraestación), reducir pérdidas y mejorar su calidad.
Hoy la producción apunta a abastecer al mercado local, pero “internacionalmente hay una demanda insatisfecha muy importante, por lo que hay altas posibilidades de crecimiento del área de producción para esta fruta”, afirmó Yommi.
Por otro lado, la producción frutícola tropical y subtropical tiene un fuerte impacto en las economías del NOA y del NEA. Entre piña, papaya, palta, banana y mango, la producción total en esas regiones es de 115.350 toneladas. Las frutas tropicales se plantean como alternativas productivas a las hortalizas y a los cítricos, con el requerimiento de una importante mano de obra durante todo el año por el volumen de crecimiento registrado.
El cultivo de banana en Argentina ocupa unas 3.780 hectáreas en Salta, Jujuy, Formosa y Misiones y se produce anualmente un volumen de 84.050 toneladas. Un ensayo del INTA comprobó que, con la combinación de nitrógeno, fósforo y potasio, es posible duplicar la producción de bananas. Francisco Scribano, del Instituto de Investigación y Desarrollo para la Agricultura Familiar (IPAF) NEA, explicó que lograron “rendimientos superiores a la media de la región, que está en 20 toneladas por hectárea”.
De las 1.500 hectáreas cultivadas con banana en esa zona, el 89 por ciento está en manos de casi 500 agricultores de pequeña escala que poseen alrededor de cinco hectáreas.
Por último, la producción de mango se localiza principalmente en el NOA, con excelente perspectivas de crecimiento, especialmente en el Pedemonte de Salta y Jujuy. En la actualidad, existen unas 500 hectáreas, con una producción media de 1.500 kilos por hectárea y una producción anual de 7.500 toneladas.
El INTA Yuto tiene un banco de germoplasma de variedades y portainjertos de mango introducidos de España, Perú y Brasil, único en el país. Actualmente, las fincas productoras cuentan con variedades elite en los mercados internacionales: Tomy Atkins, Osteen, Kent, Keitt.
Este cultivo es una alternativa con excelentes perspectivas de crecimiento, que permite una mirada optimista a corto plazo para comercializar en los distintos centros urbanos de la Argentina con una excelente calidad y sanidad. Para obtener un mango de calidad, el INTA procura determinar índices de madurez de la fruta, la poscosecha, la prevención y el manejo de enfermedades, plagas y su control.
Un ejemplo son los trabajos contra la Antracnosis –Colletotrichun gloesporoides–, una de las enfermedades que ocasiona severos daños al cultivo y reduce el valor comercial y los rendimientos por unidad de superficie. Los resultados permitieron bajar un 90 por ciento su incidencia.