La carpocapsa es la plaga más importante de manzanos, perales, nogales y membrillos, por lo que es muy necesario llevar a cabo un control y seguimiento de esta polilla, que deposita sus crías sobre el fruto y se introducen en el mismo, lo que ocasiona importantes pérdidas para los productores.
Las trampas para la carpocapsa cuentan con feromonas sexuales de esta especie, que atraen a los machos adultos.
Cuando los técnicos de Neiker, o los propios agricultores colaboradores, detectan la presencia de tres o cuatro ejemplares por trampa y semana, se pone en marcha el mecanismo de alerta desde la estación de avisos del centro tecnológico, que alerta a los interesados para que lleven a cabo el tratamiento indicado contra el gusano del manzano.
El control de la carpocapsa resulta de especial interés para la producción agraria ecológica, en la que no se utilizan pesticidas convencionales.
El seguimiento de la especie permite a los productores ecológicos controlar la presencia de este lepidópetero y obtener unas producciones sin daños o con un porcentaje de daños aceptable (hasta el 5 por ciento de la producción afectada).
La agricultura convencional también debe estar atenta a la presencia de la carpocapsa, ya que el uso sostenible de fitosanitarios obliga a la gestión integrada de plagas basada, entre otras medidas, a determinar la necesidad de control químico en función de umbrales de tratamiento y la combinación con métodos alternativos de lucha.
Los puntos de control se han establecido en las localidades alavesas de Murgia, Altube, San Vicente de Arana, Ullibarri-Arana, Basabe, Maestu y Maturana.
Neiker puso en marcha un sistema de control de esta misma plaga en Gipuzkoa hace dos años.