Las hay alargadas, redondas, rugosas, lisas, grandes, pequeñas, blancas, amarillas, moradas, negras e incluso rojas, pero todas tienen en común su origen nativo, cultivadas de manera tradicional desde hace siglos en zonas que bordean los 4.000 metros de altura, y dirigidas principalmente al consumo de la población local.
El presidente de la Coordinadora Nacional de Productores de Papa del Perú, Edilberto Soto, comentó a Efe que "la papa ya es un alimento universal, pero las variedades nativas todavía son un privilegio de la cordillera de los Andes, y se hallan en gran parte de Perú y Bolivia, además de en zonas de Colombia, Ecuador, Chile y Argentina".
"Cada región y agricultor tiene sus propias variedades. Son más que un alimento porque, por sus coloraciones y pigmentaciones, pueden ofrecernos diversos tipos de vitaminas y minerales muy saludables", explicó Soto durante la celebración de la sexta feria nacional de la papa nativa.
El productor señaló que las patatas nativas se clasifican según el color de su carne, ya sea amarillo, blanco, azul y rojo, y añadió que esos dos últimos grupos son los más nutritivos porque tienen un alto contenido en antioxidantes.
El responsable del banco de semillas del Centro Internacional de la Papa (CIP), René Gómez, indicó a Efe que entre las papas con gran capacidad de antioxidante está la papa negra, "que es completamente morada por dentro y por fuera", y ayuda a prevenir la aparición de tumores y el envejecimiento celular.
Gómez también valoró que las papas nativas tienen más materia seca, y por lo tanto más alimento, que las papas comercializadas para los mercados de las grandes ciudades.
El especialista señaló que su banco de genes almacena más de 10.000 especies de patatas entre las nativas, cultivadas por campesinos de las zonas altas de los Andes, las mejoradas, dirigidas al consumo masivo, y las silvestres, que crecen sin cuidado alguno.
Sin embargo, Gómez alertó que los cultivos de las papas nativas se encuentran amenazados por el calentamiento global, que progresivamente reduce la superficie de las plantaciones.
El experto explicó que la franja montañosa donde crecen las papas nativas ascendió 200 metros en los últimos 30 años, al pasar de entre los 3.850 y 4.050 metros hasta situarse entre los 4.050 y 4.450 metros de altura, donde hay menos superficie para cultivar.
"Como hace más calor en las zonas bajas, las plagas y enfermedades que antes estaban más abajo amplían su alcance y arrinconan a las papas nativas hacia las cimas de las montañas", agregó Gómez.
El científico relató que el CIP trabaja en un programa de "repatriación" de papas a los agricultores andinos que consiste en mejorar las variedades nativas para incrementar su capacidad de producción y de resistencia a las plagas, mediante el cruzamiento seleccionado con papas silvestres.
"Las silvestres sobreviven a todos los embates de la naturaleza y concentran genes para resolver casi cualquier problema. Hay especies que crecen en zonas áridas, otras en zonas extremadamente húmedas o frígidas, por lo que pueden resolver el problema del cambio climático", comentó.
Por su parte, el especialista del CIP, Miguel Ordinola, relató a Efe que Perú es ya el primer productor de América Latina con 4,7 millones de toneladas anuales, mientras que el consumo interno aumentó de 65 a 85 kilos al año por persona durante la última década.