Serguei Dankvert, jefe del Servicio Veterinario ruso, señaló a dicha agencia que Moscú podría permitir que 15 empresas húngaras y algunos productores griegos y chipriotas pudieran volver a su mercado. “Las inspecciones son continuas y este número podría incrementarse”, señaló Dankvert.
Se cree que este tratamiento de favor se debe a las buenas relaciones mantenidas por parte de los gobiernos de Hungría, Grecia y Chipre durante el veto, a pesar de su participación en las sanciones de la zona comunitaria respecto a la crisis de Ucrania.
El embargo ruso tuvo lugar el pasado año en el mes de agosto, pero el dirigente ruso no menciona ningún plazo concreto para levantarlo. Sin embargo, ha señalado que el acceso de los alimentos de la zona comunitaria a territorio ruso no será sencillo ni automático, ni siquiera tras levantar formalmente el veto a la importación de productos comunitarios.
Antes del embargo, unas 6.000 empresas europeas exportaban alimentos a Rusia. Según Dankvert, este suministro ha sido sustituido por proveedores de otros mercados, como Sudamérica, África, Asia y otros mercados no pertenecientes a la Unión Europea, como Serbia.
