Los proyectos plantean soluciones innovadoras orientadas a desarrollar nuevas bioindustrias en Castilla La Mancha y parten de la utilización de microorganismos, levaduras y microalgas, que convierten los residuos de biomasa en aceites microbianos para su posterior uso.
La actividad comienza en la fase de descubrimiento del proceso biológico y llega hasta su escalado preindustrial, un tipo de procesos que tienen un ciclo de desarrollo mucho más rápido que la mayoría del resto de procesos biotecnológicos, por lo que su puesta en el mercado se produce en un periodo "relativamente corto", de 3 a 5 años.
Clamber es una iniciativa de la Junta de Castilla La Mancha, cofinanciada por la Comisión Europea, que tiene como objetivo principal posicionar a la región entre los líderes europeos en la llamada bioeconomía o biotecnología industrial.
Con ello se pretende la obtención de bioproductos alternativos a los derivados del petróleo, como plásticos, combustibles, lubricantes o colorantes, a partir de fuentes renovables y sostenibles.
Este programa de compra pública de tecnología innovadora se articula mediante contratos de I+D que cubren el total de los gastos de la entidades finalmente adjudicatarias.
