Los investigadores del grupo IBeA de la Universidad del País Vasco han realizado un análisis de la relación existente entre los contaminantes que hay en el suelo y los que poseen los tomates, así como el posible riesgo que suponen estos datos.
IBea ha realizado un muestreo en trece zonas de cultivo de Bizkaia y Gipuzkoa, en concreto en Donostia, donde se encontraron concentraciones de plomo y zinc vinculadas a la antigua actividad minera.
En el resto de lugares analizados, las concentraciones eran menores que el máximo establecido por la legislación europea, mucho más bajas que el resto del mundo en el caso de los tomates.
La UPV también ha destacado que en Zamudio se encontraron los mayores índices de cobre en los tomates; sin embargo, este valor no supone ningún peligro por la media de consumo y la baja toxicidad, que corresponde a un 0’5% del consumo diario recomendado.
La investigación ha concluido que no hay relación entre el contenido metálico del suelo y de los tomates, es decir, "la presencia de estos elementos en la tierra de cultivo no implica la acumulación en sus frutos". EFEAGRO