"La transformación de Myanmar hacia una economía moderna puede empezar en el sector agrícola, que tiene
el mayor número de trabajadores", señaló el subsecretario general de la OCDE, Rintaro
Tamaki, en la presentación en un acto en Rangún de un informe sobre Birmania.
"Mejorar el acceso a créditos en las áreas rurales y la formación de los agricultores es vital para aumentar
la productividad y liberar trabajadores que puedan integrarse en industria y servicios", añadió el experto. El sector
agrícola de Birmania aporta el 30 por ciento del producto interior bruto (PIB) pese a la precariedad de
infraestructuras, la pobre formación de los agricultores, los insuficientes servicios que proporciona el Estado
y la financiación limitada, según la OCDE, que apunta que solo el 2,5 por ciento de los
créditos concedidos en el país van al campo.
La agencia multilateral indicó que aclarar y simplificar las leyes sobre la propiedad de tierra, mejorar
las infraestructuras y reformar el sistema financiero "contribuirá a crear las condiciones
para que florezca la economía".
La corrupción, el subdesarrollo y el mal acceso a la tierra y los espacios para oficinas lastran el sector
industrial, de acuerdo con el informe de la OCDE. Toda esta reforma "requerirá cambios fundamentales en la
estructura de la economía" y necesitará "una considerable inversión", que rondará entre
el 21 y el 28 por ciento del PIB anualmente durante las próximas dos décadas, destaca el documento.
Birmania comenzó en 2011 un proceso de reformas políticas, económicas y sociales después de
que la última junta militar se disolviese tras traspasar el poder a un gobierno civil afín.
El cambio permitió el regreso al país de las agencias internacionales y llevó a la comunidad internacional
a retirar o congelar las sanciones que pesaban sobre una nación que se había
pasado los pasados 49 años sometida a regímenes militares.