El plan incluye la prohibición de ingreso de cualquier material de plátano, banano y musáceas ornamentales provenientes de países que reporten la presencia de este hongo. Adicionalmente, el Instituto inspecciona todo el material de este tipo que ingresa en los puertos, aeropuertos y pasos fronterizos, y realiza seguimiento hasta el sitio de establecimiento en el campo, informa el Instituto Colombiano Agropecuario –ICA-.
Por su parte, en las zonas productoras de plátano y banano, con especial énfasis en las áreas de exportación bananera (Urabá, Magdalena y La Guajira), también se está llevando a cabo un plan de vigilancia coordinado por la Dirección Técnica de Epidemiología y Vigilancia Fitosanitaria, con el fin de detectar oportunamente la presencia de síntomas sospechosos de esta plaga. A la fecha se han inspeccionado alrededor de 12.000 hectáreas sin reportes positivos.
“Hasta el momento no hay cura para esta enfermedad, siendo la prevención la única estrategia de manejo. Es necesario unir esfuerzos y que los productores y gremios apoyen las labores de vigilancia e inspección”, señaló el Gerente General del ICA, Luis Humberto Martínez Lacouture.
El funcionario explicó que, con el apoyo de AUGURA, el Instituto diseñó un programa de sensores externos, en el que participan las personas que realizan diariamente sus labores en las plantaciones y se capacitan en el reconocimiento de los síntomas de la enfermedad e informan oportunamente al ICA cualquier evento sospechoso.
“El ICA hace un llamado para que todos los actores de la cadena del banano estén alerta y sigan protocolos de bioseguridad para proteger sus fincas de la entrada de este patógeno. Algunas de estas recomendaciones tienen que ver con no ingresar material vegetal sin saber su calidad fitosanitaria, contar con sistemas de desinfección de calzado y vehículos en la entrada de la finca y para el ingreso a los diferentes lotes e instalaciones; restringir al máximo el tránsito de personas por las plantaciones e impedir el paso de animales por ellas; suministrar a los trabajadores y visitantes atuendos específicos para el ingreso y labores en la finca y mantener al personal capacitado en la sintomatología sospechosa del hongo e informar al ICA para tomar acciones de contención oportunas”, dijo finalmente el gerente general del ICA, Luis Humberto Martínez Lacouture, publica Portalfruticola.
La enfermedad se manifiesta en la planta con el amarillamiento de las hojas que inicia desde los bordes hacia la nervadura central y avanza de las hojas viejas a las más nuevas; en la parte interna de la planta, se aprecian coloraciones marrones y rojizas en los tejidos internos del pseudotallo, que se observan cuando se realiza un corte longitudinal o transversal del mismo.
El Mal de Panamá, es considerada una de las enfermedades más destructivas de las musáceas (plátano y banano); ésta es producida por un hongo que vive en el suelo y causa daños irreversibles en las plantas, puesto que obstruye y tapona los conductos por los cuales ella toma agua y nutrientes, ocasionándole una asfixia que produce síntomas de marchitez general, amarillamiento de las hojas y causa su muerte.
Esta enfermedad ha tenido impactos económicos y sociales históricos para los países de América Latina y el Caribe en los años 50, donde destruyó alrededor de 80.000 hectáreas de Gross Michel, que era el principal banano de exportación en esa época, con pérdidas que llevaron a muchos productores a abandonar sus cultivos.
Estos hechos, obligaron a buscar alternativas en variedades resistentes del subgrupo Cavendish (Valery, Gran Enano, Williams, etc) que se establecieron ampliamente y con los cuales se logró solucionar temporalmente este problema; sin embargo, posteriormente surgió en el continente Asiático, particularmente en Taiwán, una raza más agresiva de este hongo llamada Raza 4 Tropical, la cual tiene la capacidad de destruir completamente los cultivares del Subgrupo Cavendish y otros cultivares de banano y plátano de importancia económica.
La rápida dispersión de esta raza hacia otros países de Asia y otros continentes como África, ha despertado las alertas en las zonas de producción de musáceas, puesto que las pérdidas han llegado hasta los 75 millones de dólares y más de 8 millones de plantas destruidas en 5 años, en plantaciones recientemente establecidas.