Esta y otras actividades dan continuidad y consolidan el proyecto de producción de manzana en zonas de montaña, fruto de la actividad iniciada en 2009 con la plantación de la Finca Experimental de Llesp (Alta Ribagorça) en el marco de la zona piloto para el desarrollo de la Ribagorza Románica (2007-2012).
Los resultados obtenidos hasta el momento han puesto de manifiesto el potencial de este cultivo y su buena adaptación en altura en proporcionar buenas producciones de buen calibre, color, firmeza y textura.
La introducción del cultivo de la manzana en zonas de montaña es ya, a día de hoy, una realidad en 7 comarcas de Cataluña, que van desde la Vall d’Aran hasta el Baix Camp (Tarragona) y que llega hasta zonas de media montaña de la comarca de la Noguera.
Todo ello, se dispone actualmente de más de 80 has. plantadas en los últimos dos años y dos fincas experimentales: la de Llesp y la de Prades (Tarragona). Las plantaciones comerciales existentes son el fruto de diferentes iniciativas privadas que van desde pequeños empresarios que quieren revalorizar sus fincas hasta empresas productoras y comercializadoras ya consolidadas del sector de la fruta dulce. Dos opciones productivas se han puesto en marcha: una en producción integrada y otra en producción ecológica.
En ambos casos, y hasta el momento, las variedades de los grupos ‘Gala’ y ‘Golden’ han sido las más plantadas. Este 2014 se están ya recolectando las primeras producciones de las plantaciones comerciales realizadas en 2012. Los resultados obtenidos han sido los esperados en cuanto a producciones, calibres y calidad de los frutos, y que validan los que ya se obtuvieron en la Finca Experimental de Llesp.
El disparo de salida para la producción de la Manzana de Montaña ya ha tenido lugar. Ahora hay que saber conducir las explotaciones con trabajo bien hecho y eficiente, tanto en la tecnología de producción como en el factor más importante, la comercialización y valorización de las producciones. La meta es la de obtener un producto de alta calidad ligado a un lugar concreto y que aporte unos ingresos complementarios a otras opciones como son la agricultura, la ganadería o el agroturismo.
Su desarrollo permitirá, en el futuro, el mantenimiento de la población y la revalorización y vertebración del territorio de estas zonas.