Ladybird es el nombre de esta máquina cuyas primeras pruebas se han realizado en una finca australiana en Nueva Gales del Sur que cultiva cebolla, remolacha y espinacas.
Su coste ha sido de un millón de dólares y cuenta con sensores y cámaras que recogen datos sobre plagas y la situación del cultivo.James Underwood es uno de los científicos que ha desarrollado este robot para prestar asistencia a los agricultores sobre la información nutricional, humedad, análisis del suelo y situación de los cultivos, entre otros factores, cuyos valores son proporcionados al agricultor con el objetivo de incrementar la eficiencia y rendimiento de los cultivos.
El robot es capaz de detectar cualquier deficiencia antes de que aparezcan los síntomas en las plantas y cuenta con un brazo robótico capaz de eliminar malas hierbas. Se espera que a finales de este año ya pueda estar funcionando en varias fincas hortícolas del país