El proyecto GO Valueberry ha confirmado el perfil «nutracéutico excepcional» del arándano andaluz, conformado por un cóctel de compuestos bioactivos que refuerza su posición como alimento funcional y consolida su papel para prevenir enfermedades crónicas relacionadas con el estrés oxidativo y la inflamación.
Así se ha puesto de manifiesto durante la presentación de los resultados finales de este proyecto desarrollado durante los dos últimos años por la Asociación Interprofesional de la Fresa Andaluza (Interfresa) y el Centro Tecnológico Agroalimentario CICAP.
El acto ha tenido lugar en el Centro Cultural José Luis García Palacios de la Fundación Caja Rural del Sur y ha contado con la participación del doctor Antonio Escribano Zafra, director del Departamento Científico y de Salud de Interfresa y responsable científico de ambos proyectos.
Ha explicado que el equipo ha confirmado dicho perfil con altos niveles de antocianinas, protoantocianidinas, ácido clorogénico y quercetina, así como de minerales esenciales y vitaminas clave como la C y la K.
Pero los beneficios no terminan en el plano nutricional, ya que el proyecto también ha abordado el impacto ambiental del cultivo.
Adaptando los principales protocolos internacionales, el equipo ha logrado establecer una metodología precisa para medir la huella hídrica -incluida la huella gris, asociada al uso de fertilizantes- y ha desarrollado un sistema para calcular la huella de carbono desde el campo hasta el consumidor.
Gracias a estos estudios, se han identificado prácticas agronómicas que permiten reducir emisiones y optimizar el uso del agua, como el riego alimentado por energía solar o la implementación de modelos de agricultura regenerativa.
La vida poscosecha de la frambuesa
En el acto también se han presentado los resultados de un segundo proyecto, GO Shelflife Raspberry, que ha supuesto una valiosa contribución al conocimiento y mejora de la vida poscosecha de la frambuesa, uno de los frutos más apreciados, pero también más frágiles.
El proyecto ha demostrado que las condiciones agronómicas -especialmente la salud del suelo, el equilibrio hídrico-nutricional y el manejo climático durante el ciclo del cultivo- influyen de forma directa en la resistencia y conservación del fruto.
El equipo ha podido modelizar cómo las variaciones de temperatura, humedad y exposición afectan a la estructura del fruto, su susceptibilidad a patógenos y su valor nutricional.
Además, GO Shelflife Raspberry plantea una revisión de los modelos de valoración comercial, al demostrar que, incluso cuando el aspecto visual del fruto se deteriora ligeramente, se mantienen activos sus compuestos funcionales como las antocianinas y la vitamina C.
Esta constatación abre la puerta a introducir nuevos estándares de calidad, más centrados en el valor nutricional que en la estética del producto, con implicaciones directas en la comercialización y el aprovechamiento.
Ahorro en gasto sanitario
Antonio Escribano ha indicado que con los datos de ambos proyectos «tenemos la obligación -y no hablo solo de productores o distribuidores, sino de toda la sociedad- de entender que cada euro invertido en alimentos saludables es un ahorro directo en gasto sanitario futuro».
Por ello, ha propuesto «establecer pautas de consumo diario: una ración mínima de 80 a 100 gramos de frutos rojos al día, la clásica ‘taza de berries’, sería suficiente para obtener beneficios medibles en la modulación del colesterol, el control glucémico y la protección cardiovascular, entre otros».
Ambos proyectos han sido desarrollados desde 2023 con financiación de la Junta de Andalucía a través de fondos FEADER, en el marco de la Asociación Europea de Innovación para la Productividad y la Sostenibilidad Agrícola.