Los resultados del estudio, realizado por investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC, el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y la empresa de base tecnológica del CSIC Biopolis, han sido publicados en la revista Plant Biotechnology Journal.
El trabajo de los investigadores ha consistido en transformar plantas de naranja dulce para que se bloquee la expresión de un gen endógeno que codifica la β-caroteno hidroxilasa.Esta enzima está involucrada en la conversión de β-caroteno a xantofilas,
responsables del color anaranjado a las naranjas.
Simultáneamente, se ha sobreexpresado un gen regulador, el CsFT, que es clave en la transición de la floración y, así, se adelanta la floración de la planta. El resultado es que en menos tiempo se han podido obtener frutos que acumulan mayor contenido en β-caroteno.
Las naranjas obtenidas en este trabajo presentan un color amarillo intenso (golden), y hasta 36 veces más β-caroteno en la pulpa, precursor de la vitamina A, que las tradicionales. Además, se han realizado experimentos que han demostrado que el efecto antioxidante de los zumos de estas naranjas se aumenta en un 20 por ciento.