Además, cada una las personas que se acercaron al recinto ferial de Berlín hicieron un gasto medio de 114 euros, lo que supuso un volumen de negocio de 47 millones de euros que constituyen un récord para la muestra berlinesa según explicó el portavoz de la feria, Wolfgang Rogall.
En esta ocasión se reunieron un total de 1.650 expositores provenientes de un total de setenta países, lo cual constituye también un máximo histórico.
El ministro de Agricultura alemán, Hans Peter Friedrich recordó la importancia de ferias como ésta para la promoción de los alimentos regionales al tiempo que permiten al visitante tener una panorámica de la industria agrícola y alimentaria.
En este mismo sentido se pronunció el presidente de los agricultores alemanes, Joachin Rukwied, que se mostró satisfecho y aseguró que la Semana Verde "se ha convertido en una plataforma internacional para el debate agrícola".
Sin embargo, durante los diez días de exposición, la Semana Verde también tuvo que afrontar las protestas de varios grupos ecologistas que bajo el lema "desenmascarar a la Semana Verde" pidieron el establecimiento de una agricultura que vele por los hombres, los animales y el medioambiente