El mercado europeo recibirá en las próximas semanas cereza de inferior calidad por los problemas climatológicos que ha contemplado la región de Central Otago en Nueva Zelanda. Las lluvias persistentes desde finales de diciembre han dejado marcas en la cereza.
Estas lluvias han propiciado una disminución de las expectativas de volumen de fruta para la presente temporada. Al principio estaba marcado en 3.000 toneladas, pero se quedarán en menos de 1.500 toneladas. "La mala campaña actual se suma a la anterior, donde ya tuvimos problemas", señala Gary Bennets, presidente de Summerfruit a un medio local de Nueva Zelanda.
Bennetts estima que se han exportado dos tercios de la temporada y la mayoría del volumen ha sido enviado por avión. Uno de los momentos interesantes el Nuevo Año chino, donde la temporada y el consumo son altos, y se esperan "altos niveles al final de la campaña, y tenemos que lograrlo para conseguir un retorno viable", indica Bennets.