La actividad agraria se ha convertido en un sector estratégico para solucionar los retos que afronta la sociedad actual de conseguir alimentos de calidad, una gestión eficaz del agua, el mantenimiento de la biodiversidad, la autonomía energética, el cambio climático y el comercio internacional.
Así lo ha indicado el secretario general técnico de Asaja Sevilla, Miguel Afán de Ribera, al término de la «Conferencia Internacional Agricultura y Sociedad. Retos de la Sociedad y Soluciones del Sector Agrario», que se ha celebrado ayer en Sevilla con motivo del 30 aniversario de esta organización agraria.
Afán ha resaltado que las circunstancias que han concurrido en 2007, con un grave desequilibrio de los mercados internacionales y el aumento espectacular de las materias primas, hacen necesario una reflexión sobre el enfoque que se debe dar al «chequeo» de la Política Agraria Común (PAC) y a la reforma prevista para el 2013.
En este debate será fundamental que la Unión Europea, que actualmente aporta un 0,4 por ciento del PIB al sector agrario, apueste por aumentar el presupuesto destinado al desarrollo rural en vez de la opción actual de desmantelar la PAC mediante el trasvase de fondos, a través de la modulación de las ayudas.
El secretario ha explicado que uno de los retos que tiene la sociedad actual es conseguir la autonomía alimentaria debido al crecimiento progresivo de la población mundial, principio que ha estado a punto de quebrar este año y que ha generado la mayor subida de los precios de la cesta de la compra de los últimos 50 años.
Este desequilibrio de la oferta y la demanda de materias primas se ha debido a problemas coyunturales (un fuerte descenso de las cosechas en países como Australia, Ucrania y Rumanía) y estructurales (una inesperada demanda por parte de los países asiáticos en desarrollo como China).
Al encarecimiento de las materias primas y de los productos energéticos se ha unido la incidencia de una mayor producción mundial de biocombustibles, ha añadido Afán de Ribera.
Ha apuntado que los agricultores europeos pueden afrontar perfectamente el compromiso de conseguir en el horizonte de 2020 destinar un 20 por ciento de la superficie útil agraria a la producción de biocombustibles, es decir, «podemos producir más alimentos y ofrecer a la sociedad energías alternativas».
En el transcurso de la conferencia, los ponentes también han abogado por la utilización de la biotecnología para incrementar los rendimientos por hectárea y para reducir la utilización de pesticidas, ya que, con las garantías precisas, los agricultores no pueden rechazar las nuevas tecnologías.
Respecto al cambio climático, la agricultura aparece como una herramienta fundamental, ya que al mismo tiempo que ofrece «alternativas a los productos energéticos fósiles», evita «el calentamiento del planeta al capturar el CO2 y otros gases nocivos para el medio ambiente», han resaltado los participantes.
Otro de los temas debatidos ha sido la gestión eficaz de los recursos hídricos, bajo el prisma de la nueva cultura del agua, que deberá conseguir una regularización activa de la oferta y la demanda de este bien escaso, especialmente en Andalucía, donde un 22 por ciento de la superficie agraria de riego genera un 60 por ciento de la Producción Final Agraria (PFA) y un 50 del empleo agrario.
En cuanto al comercio internacional, los ponentes han apostado por el establecimiento de un marco comercial equilibrado, basado en unas reglas transparentes y en la exigencia de certificados de sostenibilidad (condiciones sociolaborales, bienestar animal o respeto al medio ambiente) a las importaciones de terceros países para evitar la competencia desleal.