La exhibición, que cumple su vigésimotercera edición, tiene lugar en el desértico Valle de Arava, próximo a la ciudad de Eilat (sur del país) y alberga hasta el jueves a centenares de representantes de industrias y expertos israelíes en agro-tecnología, en campos tan diversos como la agricultura en invernaderos, sistemas de irrigación, I+D o gestión de aguas.
Este año los organizadores han querido subrayar la forma de cultivar en condiciones desérticas, y los tópicos abordan una variada gama: Desde el cultivo de corales y peces tropicales en invernaderos, pasando por el desarrollo de plantas y algas medicinales, a la aplicación de la tecnología genética para lograr nuevos cultivos.
Como plato fuerte de la edición destacan pimientos y tomates ricos en antioxidantes y vitaminas, berenjenas que absorben menos aceite y hortalizas que requieren menos fertilizante.
Otra de las estrellas es una espinaca de grandes y carnosas horas que aporta más cantidad de ácido fólico, fibra, vitaminas y calcio que las tradicionales.
Pero sin duda, los más valorados han sido el pepino con forma de melón y cultivado en invernadero, con un aroma único y apto para ensaladas o para picar de forma única en una tapa, al que se suma el "huevo de dinosaurio": un melón blanco muy dulce y crujiente.
Israel es uno de los países punteros en el mundo en la industria agro-tecnológica y en la actualidad alrededor de 800 familias viven en la zona desértica de Arava de la industria agrícola, incluido el cultivo de peces en piscifactorías o de cultivos biológicos.
Unas 4.000 hectáreas de terreno en el desierto israelí están cultivadas y producen 150.000 toneladas de vegetales -principalmente tomate y pepino-, que son exportadas a Europa, EEUU y Rusia, y constituyen en torno al 60 por ciento del total del volumen de exportación de verduras frescas de Israel.