Francia está en alerta roja hasta mitad de la presente semana. Por lo menos la zona desde Lyon hacia el Norte. Las temperaturas han bajado brúscamente y la nieve se ha apoderado de muchas ciudades y caminos.
Las consecuencias para el negocio hortofrutícola ha sido inmediato. «El buen ritmo de demanda que teníamos hasta el mes de enero se ha venido abajo y la gente está consumiendo los stocks que tiene en casa», señala Gabriel Bieules, exdirector de Camilor.
Este descenso de la demanda provocó un efecto deflacionista en los precios, aunque de manera leve, ya que la oferta es también limitada.
Las previsiones meteorológicas apuntan que la situación se estabilizará a partir del jueves y que para la semana quinta de 2013 el comercio vuelva a su ritmo habitual.
El mercado de París-Rungis ha sido de los primeros en notar el descenso de actividad con un descenso de las salidas superior al 20 por ciento en los productos ‘commodity’.
