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La uva española, amenazada por los nuevos acuerdos UE-Hispanoamérica

El acuerdo de asociación entre la Unión Europea con el área de Centroamérica, de un lado, y Colombia y Perú, por otro -respaldado hace unos días por el Parlamento Europeo- abre nuevas incertidumbres entre los productores españoles de uva, que temen los efectos de la progresiva liberalización comercial.

El plátano canario queda salvado gracias a algunas «salvaguardas» como la supresión de importaciones de banana sudamericana, si el plátano canario se ve afectado.

El pleno del Parlamento Europeo (PE) dio el 11 de diciembre su conformidad para que entren en vigor el acuerdo de asociación negociado con seis países de Centroamérica (que abarca a Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá) y el tratado de libre comercio (TLC) pactado con Colombia y Perú, que en ambos casos prevén la liberalización de sus intercambios.

Para el responsable de relaciones internacionales de Asaja, Ignacio López, el acuerdo bilateral muestra «el fracaso» de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los acuerdos multilaterales -que hasta ahora se producían tras las diferentes rondas negociadoras- se dan ahora «casi por muertos».

La organización Asaja estará atenta al cumplimiento de las salvaguardas que se introducen para el plátano canario, pero también reconoce que, «en principio», el desmantelamiento de las barreras arancelarias puede venir bien vinos, aceites u otros alimentos españoles.

UE importa desde Centroamérica banano, café o piñas y, respecto a Colombia y Perú, los más beneficiados por las ventajas arancelarias serán los productores de banano, uva y langostinos.

Los productores de uva de España no se han manifestado aún, pero si lo han hecho las asociaciones agrarias que ven peligrar las explotaciones familiares.

Por su parte, la UE espera que el acuerdo favorezca a los sectores de la maquinaria, los automóviles y la industria química.

También advierte de otro peligro para las exportaciones: que países de esa zona geográfica impongan «obstáculos técnicos» al comercio en sustitución de los hasta ahora tradicionales aranceles, como barreras alegando «plagas extrañas» o problemas sanitarios.