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El número de agricultores extremeños de menos de 40 años no llega al 8 %

Un total de 6.135 agricultores de los 76.777 que aparecen registrados en el censo agrario de la región tienen menos de 40 años (el 7,9%), según datos del Gobierno extremeño, lo que pone de manifiesto el problema de la regeneración del campo del que vienen alertando las organizaciones agrarias.

Las cifras revelan un descenso progresivo del número de agricultores desde el año 2008 -momento en que empezaron a vislumbrarse los primeros efectos de la crisis- con la pérdida de un total de 8.431 agricultores censados en estos cinco años, de ellos 2.627 menores de 40 años, edad hasta la que se tiene consideración de jóvenes agricultores a efectos legales y de ayudas.

La relación en este período es la siguiente: en el año 2008 había un total de 85.208 agricultores censados, de los que 8.762 eran jóvenes; en 2009 había 84.453 (8.033); en 2010 la cifra se redujo a 81.674 (7.438); y en 2011 cayó hasta los 79.539 (6.820).

Estos datos ponen de relieve que el sector agrario no se queda al margen de las consecuencias negativas de la crisis y que presenta, además, un problema añadido, el del relevo generacional en el campo.

El secretario general de la UPA de Extremadura, Ignacio Huertas ha incidido en este problema que «se viene arrastrando desde hace tiempo y que cada año se agrava todavía más».

Un problema que achaca fundamentalmente a las «dificultades» que existen a la hora de incorporarse a una explotación agraria: la primera, el «obstáculo económico» ya que «montar una explotación cuesta mucho dinero en comparación con la rentabilidad que ofrece».

«Tenemos un umbral de rentabilidad desafortunadamente muy bajo en comparación con la inversión a realizar», ha reiterado, de modo que «mucha gente no se incorpora porque no tiene capacidad económica para hacerlo».

Además, se ha referido a la paralización, según él, de la medida del cese anticipado de la explotación agraria, por la que ganaderos y agricultores de más de 55 años cedían su explotación a un joven que se incorporaba al sector y, a cambio, recibían una ayuda hasta que llegaban a la edad de jubilación.

Una medida que «ya no se piensa abrir en este período» y sobre la que, a su juicio, «se está haciendo poco por parte de la administración pública».

Huertas ha sumado a estos condicionantes lo «poco atractivo» que resulta para los jóvenes vivir en los núcleos rurales pequeños puesto que, debido a los «recortes», presentan actualmente «peores servicios» en relación a las grandes ciudades.

Un cúmulo de circunstancias que están provocando que la población activa agraria tenga «una edad cada vez más elevada» y que «el agricultor esté pensando más en la retirada que en invertir» en innovación y modernización de su explotación.

Para combatir el problema, desde el Gobierno extremeño, a través de la Dirección General de Desarrollo Rural, se han impartido en la comunidad 35 cursos de incorporación a la empresa agraria entre 2011 y 2012, ya sea directamente o subvencionando los de otras entidades, de los que se han beneficiado 723 alumnos.

Se trata de cursos dirigidos a jóvenes que no tienen formación profesional agraria y que se van a incorporar al sector como empresarios, o bien que quieren acceder a determinadas ayudas estructurales o adquirir la calificación de explotación prioritaria.

Desde el año 2008 hasta la actualidad se han invertido 20.458.143 euros en ayudas a la incorporación de jóvenes agricultores; de las que han sido perceptores 1.084 personas -el 75 por ciento hombres y el 25 por ciento mujeres-, con el tope más alto de beneficiarios en 2010 (389) frente a los 68 del 2009.