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120 toneladas para la tomatina de Buñol

La localidad valenciana de Buñol se prepara para volver a teñirse de rojo en la Tomatina, la más peculiar, internacional e incruenta batalla conocida, que logra esquivar la crisis para poder proporcionar de nuevo como única munición la misma cantidad de tomates que otros años: 120 toneladas.

Esta «guerra de tomates» convierte a Buñol en epicentro mediático y escenario de una divertida contienda en la que participan jóvenes de todo el mundo y que ha convertido una gamberrada de hace 67 años en un festejo declarado fiesta de Interés Turístico Internacional.

A las 11.00 horas del próximo día 29 -siempre se celebra el último miércoles de agosto-, Buñol espera que entre 35.000 y 40.000 participantes, ataviados con el «uniforme» de camiseta blanca y pantalón corto o disfrazados se enfrenten «uno contra todos» a tomatazo limpio.

Sesenta minutos dura esta contienda, durante la que cinco camiones -este año han cambiado de empresa para ahorrar- recorren los apenas 400 metros del trayecto por las calles de la localidad repartiendo los tomates entre los ansiosos combatientes.

El concejal de Feria y Fiestas de Buñol, Rafael Pérez, resaltó que por primera vez en la historia, este festejo ha despertado el interés de una televisión de Letonia y una revista australiana, mientras que repiten medios de países como Corea del Sur, Japón o Brasil.

Medios de comunicación argentinos, chilenos, suizos, alemanes y españoles también cubrirán esta peculiar fiesta, en el que el agua roba el protagonismo al tomate antes y después de la batalla.

Los vecinos tiran por las ventanas cubos de agua a los luchadores que, horas antes del inicio de la guerra de tomates, ya esperan la llegada de su munición y que, tras oír el segundo cohete que marca el fin de fiesta, se desplazan a las duchas móviles para tratar de recuperar su color habitual y borrar los rastros de la hortaliza.

La Tomatina «ha esquivado la crisis», según Pérez, quien resaltó que el Consistorio ha gestionado mejor la búsqueda de patrocinadores, logrado que le mantengan el precio del tomate -lo que le ha permitido mantener la misma cantidad- y abaratado costes con el cambio de la empresa de camiones repartidores.