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Estudio muestra que almuerzo escolar no ofrece alimentación equilibrada

Una encuesta realizado por la Universidad inglesa de Leeds sobre las comidas de los escolares en educación de primaria ha puesto de manifiesto que estas comidas todavía son de mala calidad y sólo algunas veces se unifican todos los alimentos según las normas de alimentación establecidas para los almuerzos escolares.

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Las hortalizas y las ensaladas, en particular, están en gran medida ausentes en las comidas ya preparadas, mientras que los snacks, como patatas chips y los dulces son bastante comunes. Bolsas para el almuerzo contienen mayores cantidades de grasas saturadas, azúcares y sal y menor cantidad de vitaminas y minerales de la cantidad recomendada. Estos resultados son similares a los del estudio original realizado en el año 2006.

En 2006 se introdujeron las normas que estipulaban que las comidas escolares debían ofrecer una porción de cada uno de los siguientes cinco alimentos – alimentos ricos en proteínas, como la carne o el pescado sin procesar, bajo en carbohidratos, como pan o patatas (no frito), productos lácteos, como yogur o queso, frutas y verduras.

Las normas también restringen tres tipos de alimentos, incluyendo bebidas dulces, saladas y dulces. El Plan de alimentación escolar confirmó estas normas basadas en los alimentos.

En 2006 se encontró que sólo el 1,1 por ciento de las comidas envasadas cumplía con todos los estándares, incluyendo los cinco alimentos saludables y los tres tipos de alimentos restringidos.

En 2016, la encuesta demostró que esta cifra había aumentado ligeramente hasta el 1,6 por ciento. A pesar de las numerosas campañas de sensibilización sobre la obesidad infantil y el excesivo consumo de azúcar, los niños siguen ingiriendo comidas envasadas empaquetadas, una gran cantidad de bocadillos y pocas frutas y hortalizas, en particular.

El 17 por ciento de las bolsas para el almuerzo contienen alguna verdura o ensalada y la mayoría contienen demasiados dulces y salados (52 y 60 por ciento, respectivamente) y bebidas azucaradas (46 por ciento).

Sin embargo, ha habido algunas mejoras, ya que los niños con una bebida azucarada han disminuido del 61 por ciento en 2006 al 46 por ciento en 2016.

Por ello se debe mantener un compromiso por medio de todas las partes interesadas que resultará en el cambio cultural necesario para el éxito de las mejoras en los hábitos alimenticios.