Así se desprende de una encuesta realizada a nivel nacional por la cadena de distribución Mercadona y varias asociaciones de consumidores en base a 2.300 cuestionarios de 50 preguntas cada uno, cuyos resultados se están divulgando durante los últimos meses por fases.
De acuerdo con la parte del informe -la tercera de un total de cuatro-, el 71 por ciento de los participantes dice buscar información antes de comprar un producto, con la etiqueta como principal fuente de información (58 por ciento), muy por delante de Internet (7 por ciento), la propia web de la tienda (2 por ciento) y "otros medios" (6 por ciento).
El 44 por ciento de los encuestados asegura que lee siempre las etiquetas, mientras que el 55 por ciento dice no hacerlo nunca o sólo de vez en cuando.
La mayoría de los consumidores (56 por ciento) defiende que el etiquetado no le es útil, bien por ser difícil de ver, por su redacción confusa o por aportar información de poca relevancia.
El estudio destaca que la fecha de caducidad (24por ciento), los ingredientes (20 por ciento), el precio (11 por ciento) y el lugar de origen (8 por ciento) son los elementos de la etiqueta que el consumidor más valora, por delante de la información nutricional (6 por ciento).
Los autores del mismo apuntan a que estos datos reflejan que quienes acuden a comprar quieren "comprobar por sí mismos la verdadera composición del alimento", cuando antes sí atendían más a los valores nutricionales.
Interrogados sobre qué cambios introducirían, los encuestados reclamaron un etiquetado "más sencillo" (24 por ciento), "con palabras menos técnicas" (19 por ciento), "con letras más grandes" (22 por ciento) y "con el origen del alimento" (16 por ciento).
