Esta sociedad pública sin ánimo de lucro dependiente del Gobierno Vasco ha informado de que esta planta, ubicada en los terrenos que Neiker-Tecnalia tiene en Arkaute (Vitoria), ha contado con un presupuesto de 1,8 millones de euros aportados por la Unión Europea y por las cuatro entidades que participan en esta iniciativa, entre ellas dos empresas vascas y una holandesa.
La materia prima con la que trabaja esta innovadora planta de tratamiento es el digestato, la materia orgánica que resulta en el proceso de elaboración del biogás que en muchas ocasiones es considerado y tratado como un residuo.
De esta manera se logra cerrar el ciclo de ese material orgánico sin que se generen residuos y al mismo tiempo se le da una salida comercial, según ha explicado Neiker-Tecnalia en una nota de prensa.
El resultado de este proceso es una amplia gama de fertilizantes de alta calidad en diferentes formatos, uno de ellos los microgránulos.
El fertilizante obtenido por Neiker-Tecnalia permite dosis más bajas que los tradicionales y libera sus nutrientes de una manera más lenta, lo que implica un menor impacto en el medio ambiente.
Este producto resulta muy apropiado para ser utilizado en cultivos de alto valor añadido, como césped deportivo, cultivos ornamentales y agrícolas especialmente delicados.
Su forma en microgránulos posibilita que el abono pueda ser aplicado en el momento de la siembra junto a la semilla. El fertilizante queda así perfectamente localizado y permite un aprovechamiento total del mismo desde el momento de la germinación, lo que hace posible una reducción drástica del abono necesario.
Este formato también es ventajoso para su transporte y almacenamiento.
Los técnicos de Neiker-Tecnalia han analizado la viabilidad comercial de este proyecto y concluyen que puede ser comercializado con un precio de entre 100 y 500 euros por tonelada, dependiendo del tipo de abono. Este precio de venta posibilita plazos de retorno "atractivos" a la inversión.
La planta actual tiene capacidad para producir unos 50 kilogramos por hora de fertilizantes, aunque los expertos calculan que una instalación a gran escala puede tratar anualmente unas 28.000 toneladas de digestato, que dan lugar a unas 9.200 toneladas de abono.
La empresa vasca Ekonek ha sido la encargada de construir en colaboración con Neiker-Tecnalia la planta piloto en Arkaute. La firma holandesa Colsen ha aportado el material resultante de distintas plantas de biogás y Blue Agro, otra compañía vasca, ha sido la que ha junto a los técnicos de Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario han diseñado la formulación final e idónea del fertilizante.
El proceso de transformación del digestato en abono comercial tiene dos pasos. En primer lugar se mezcla esta materia orgánica con otros residuos y fertilizantes minerales con el fin de ajustar los niveles de NPK (Nitrógeno, Fósforo y Potasio) a valores comerciales. Después la mezcla resultante, que es de consistencia líquida y pastosa se introduce en una secador de aire que la transforma en microgránulos de gran calidad.
Neiker-Tecnalia pretende con la planta piloto de Arkaute aportar soluciones al sector agrícola que sean respetuosas con el medio ambiente y que al mismo tiempo resulten económicamente viables.




















